martes, 28 de julio de 2009

¿EN NOMBRE DE LA LIBERTAD?' (por ÁLVARO ACEVEDO)



La maquinaria independentista antitaurina sigue su camino y en otoño se decidirá el futuro de la Fiesta en Cataluña. Es así de escandaloso. Al otro lado de la orilla, José Tomás se entregó hasta la extenuación en una tarde durísima de la que salió en los huesos y con el orgullo intacto. Un figurón del toreo actual me dijo que el de Galapagar estuvo por encima de todos los toros, y yo le creo a él aparte de lo que he podido ver en los vídeos, que me ha encantado. La corte antitomasista, en cambio, ha atacado con una saña en la que parecía irle la vida. Les da igual el efecto erosionador de sus críticas porque unos anteponen su odio visceral al torero y otros responden a la voz de su amo, que se llama don dinero. Sobre estos últimos, en cuanto José Tomás se deje televisar ya verán ustedes lo guapísimo que es.


Para continuar su campaña de desprestigio al ídolo no han dudado en vilipendiar a la afición catalana tachándola de pueblerina y festivalera, ni en poner en solfa la supuesta capacidad de convocatoria del matador aduciendo que, menos catalanes, casi había gentes de todas las comunidades y países. Y luego están los mentecatos de siempre con su retahíla de torismo exacerbado. O sea, que los seis que José Tomás mató en la Monumental no eran toros, sino unos inocentes borregos preparados para el señorito. El tonto, que cuando coge el carril, sigue por él aunque el carril se acabe.


Así están las cosas en una parte de la prensa, que se ha mofado de lo que fue un impresionante acto reivindicativo del toreo en Cataluña. De una tarde de pasión colectiva en la que debíamos estar todos a una para apoyar a la Fiesta, pero que ha quedado ensuciada por miserias humanas individuales. Insisto: el odio, el dinero, la ignorancia… Además, Francisco March ha dimitido como presidente de la Plataforma cansado de tanta ruindad, aunque me cuentan que Rosa Gil tiene personalidad y valentía de sobra para enfrentarse al toro de la prohibición sin ningún tipo de complejos.



El camino a seguir pasa por la presión asfixiante a los grupos políticos que se amparan en la libertad de voto, una libertad utilizada para el uso más cobarde e hipócrita posible, queriéndonos hacer ver que a los independentistas radicales les ha dado un repentino ataque de pena por el hermano toro y que el resto de parlamentarios deben dilucidar si ellos también lloran. Pues no. Aquí hablamos de reinventar la historia, de identificar la Fiesta con los mesetarios de España, y de eliminarla como un símbolo más del proceso de independencia que desean acometer. Esto es una cuestión política. Si CIU y PSOE lo permiten, por favor, que no sea en nombre de la libertad.

1 comentario:

kevin dijo...

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