miércoles, 26 de mayo de 2010

“Si prohibieran los toros, habría que prohibir la langosta y el paté”


Ayer ganó el III Premio Periodístico Taurino Manuel Ramírez por su artículo «Torear y otras maldades». En esta entrevista denuncia la politización de la Fiesta y defiende la libertad de ir o no ir a los toros

JESÚS ÁLVAREZ SEVILLA

Mario Vargas Llosa se declara «muy feliz» por el premio, concedido por ABC y patrocinado por Persán, que recogerá en Sevilla el próximo mes. También reconoce que el artículo publicado el pasado 18 de abril en El País originó «cartas furibundas» en su contra de los denominados «pacifistas antitaurinos».

-Dice en su artículo que la Fiesta «es un espectáculo con algo de danza y de pintura, de teatro y poesía». ¿Los que no ven nada de esto en los toros, es que no tienen sensibilidad artística?
-Uno de los grandes atractivos de la Fiesta es que se parece mucho a la vida porque reúne cosas muy diversas: música, color, fantasía y misterio. Está relacionada con muchas artes porque hay en ella algo espontáneo que surge y luego desaparece, como el teatro. Pero no se puede juzgar a la gente de manera severa. Hay gente que tiene sensibilidad para la música y gente que no la tiene. Otros la tienen para la pintura o para la poesía. Para ver todo esto en los toros tal vez se requiera cierta sensibilidad y la gente que no la tiene, pues sólo digo que hay que respetarla, por supuesto.
-En Cataluña se identifica en ciertos ámbitos el ser «muy taurino» con ser «muy español». -Es verdad que los toros se identifican mucho con la tradición española, pero yo he estado viviendo cinco años en Barcelona y he visto en la plaza a muchos catalanes que saben mucho de toros. Me parece ridículo, pues, separar la tradición catalana de la tradición española. Y también hay mucha afición y tradición a los toros en otros países como Francia o en América Latina.-En relación con la campaña para prohibir las corridas de toros en Cataluña, Boadella dice que «cuanto más nacionalista catalán seas, más antitaurino debes de ser...»
-Boadella da en el blanco. Detrás de esta movilización, hay muchos antitaurinos por convicción, pero también un elemento político que trata de separar España de Cataluña, algo que a mí me parece inseparable. Detrás de esa campaña prevalece seguramente una intención política más que de amor a los toros.-Sostiene usted que «una langosta o un cangrejo sufren más que un toro», pero admitirá que de este sufrimiento no se hace un espectáculo,..
-Pues yo creo que de la gastronomía también se hace un espectáculo, porque no sólo entra por la garganta o por el estómago, sino también por la vista.
-¿Por qué cree que prohibir las corridas, aparte de un agravio obvio a la libertad individual, es «jugar a las mentiras», como dice en el artículo premiado?

-Porque hay una hipocresía al señalar a los toros como un caso prototípico de crueldad y olvidar que esa crueldad se vuelca sobre muchísimos animales, por ejemplo, en la comida, en la gula, en el vestuario, en el atuendo, y a veces en la pura frivolidad. Y sin embargo, no hay campañas equivalentes a los toros respecto a todas esas formas en las que se puede ver la utilización del animal en función del apetito o del capricho. Los toros existen sólo en los países donde hay corridas y allí son tratados con un cariño y amor extraordinarios, como puede apreciarse en las dehesas.
-Pero la crueldad con el toro en la plaza es innegable...
-Nadie va a negar que la Fiesta es dura y que tiene cierta crueldad, por supuesto, pero esa crueldad la viven casi en igualdad de condiciones los toros y los toreros. Y los toros son animales bravos, animales de combate, de pelea, y los animales que entran en la plaza embisten y se enfrentan así a la muerte. Yo opino que quien está en contra de eso, que no vaya a los toros. Prohibirlos me parece inaceptable: para mí sería lo mismo que prohibir la langosta, los cangregos, el paté, etcétera.
-Si José Tomás hubiera muerto en Aguascalientes, ¿se hubiera acabado el debate en Cataluña sobre si los toreros no compiten en buena lid con los toros, jugándose aquellos también la vida?
-No. Ese debate no se acabará. Es un debate antiguo. Recuerdo el caso de Azorín, que en su juventud fue un antitaurino militante y escribió verdaderos anatemas contra los toros y después se convirtió en un defensor de la Fiesta.-Cuando escribió este artículo ¿recibió algún tipo de presión o amenaza por parte de alguien?
-Recibí muchas cartas hostiles y furibundas. El artículo lo escribí porque había una polémica muy viva sobre este asunto y creí que los que gozamos con los toros debíamos intervenir y no dejar que solamente hablaran los que están en contra. Pero me llama la atención que los que se denominan tan pacifistas antitaurinos se muestren con tanta beligerancia a la hora de defender su postura.
-¿Cuándo fue la última vez que disfrutó de una faena tan intensa «como un concierto de Beethoven o un poema de Vallejo», como comenta en su artículo?

-La última corrida de la Feria de Octubre en el Perú con José Tomás. No le tocaron buenos toros pero, como los grandes maestros, supo construirlos y hacer dos grandes faenas.