domingo, 28 de febrero de 2010

La última faena de "Faíco"/ Fernando Iwasaki



Por Fernando Iwasaki
Sevilla, ABC, 9 de diciembre de 2001

En 1991, mientras desayunaba en el desaparecido bar "Vicente", descubrí uno de esos elegantes paños de seda donde se anunciaban las corridas de toros antiguas. Ahí rezaba que la cuadrilla de "Los Niños Sevillanos" se encerraban con seis toros en la plaza de Almería, y a mí me vino a la memoria el nombre de Francisco González "Faíco", uno de esos niños sevillanos que formó pareja con el inolvidable Enrique Vargas "Minuto". A "Minuto" no le fue malamente, pero "Faíco" jamás saboreó la gloria en España y por ello probó fortuna en Lima, donde en 1901 armó tal taco que la ciudad lo adoptó y se avecindó allí durante veinte años. Y como la melancolía supone la literatura, decidí contar la historia de "Faíco" en mi columna semanal.
En aquel artículo hablé de la revolución que significó "Faíco" en Perú y de cómo Lima entera se rindió a su torería florida y finísima. Así descubrí sus "largas a una mano", sus airosos faroles, sus ajustadas navarras y sus pintureros lances "de frente por detrás". Hablé de sus duelos con Paco Bonal, Chicuelo y Rodolfo Gaona; de los toros que le brindaron Belmonte y Joselito cuando deburaton en Lima; de su gracia y su arte personalísimos, y de la colecta popular que los limeños hicieron en 1921 para que "Faíco" pudiera regresar a Sevilla a poner una tahona. De todo aquello hablé y nunca más volví a tener noticias de "Faíco", hasta hace una semana en una peña flamenca de Triana.

Estaba acodado en la barra cuando un hombre de mediana edad me abordó para preguntarme si era yo quien había escrito hace diez años un artículo sobre su bisabuelo, que había sido torero sin estrella y que había vivido muchos años en Lima. Sí, aquel hombre era bisnieto de "Faico", aunque su mirada no traslucía ni la serenidad de la emoción ni el reslplandor de la gratitud. Confesó no tener ningún recorte o cartel de sus temporadas peruanas y continuaba mirándose como si guardara un resentimiento de generaciones.

Poblamos el tiempo tantéandonos de capote y charlando a florete sobre pintura y cante jondo -el bisnieto de "Faíco" es artista y escribe letras flamencas-, aunque uno trataba de adivinarle los atavismos de la torería en los gestos y en el desplante que escorzaba sobre el burladero de la barra. "Rufo" de Santiponce acometió valiente la salida del cante, y cuando nos anegó el silencio unanimidad de la soleá presentí que había llegado el momento de templar la embestida.

¿Y qué ocurrió con "Faíco" cuando volvió a Sevilla? -quise saber-. ¿Llegó a poner su tahona con el dinero de la colecta nacional? El hombre apuró su manzanilla y respondió con fingida indolencia: "El jodío vino sin un duro y mató de un disgusto a mi bisabuela. En Casa nunca hemos sabido nada de esos dineros. " Para que la escena sea más trágica el cantaor desgranaba seguiriya, y me sobrecogió imaginar las penurias de aquella familia, malcogida como los peruanos por las cornás del oro del Perú.

No atiné a decir nada y deseé no haber escrito jamás aquel artículo. Sin embargo, el bisnieto de "Faíco" me apretó el brazo y me preguntó a bocajarro, como si en mi respuesta le fuera la vida: "Yo no soy un grna aficionado. ¿De verdad que el jodío era tan bueno?" El mejor, el dije. Nadie en Lima ha sido más grande que "Faíco". Belmonte y Joselito, Cayetano Ordoñez y Manolete, bordaron tantas maravillosas, pero sólo "Faíco" ha reinado en Acho durante veinte años.

A mí me hubiera gustado contarle esta historia a la bisabuela que murió del disgusto o a los propios hijos de aquel torero que hechizó a los limeños, pero tal vez ya sea demasiado tarde para todo eso. Enrique Medrano, pintor, poeta, flamenco, aficionada cabal y bisnieto de "Faíco" me abrazó conmovido, y cuando le vi andar hacia la salida, entre los olés de la seguiriya que agonizaba, me di cuenta de que estaba dando una vuelta al ruedo.

1 comentario:

PAU dijo...

UN BUEN ARTÍCULO, DE ESOS QUE HACEN AFICIÓN.
PAU