jueves, 26 de noviembre de 2009

¡Usted sí que sabe!/ Fermín González


Por Fermín González

Comentarista Onda Cero Radio. Salamanca

Para un buen aficionado, no existe peor aficionado en el mundo, que otro buen aficionado. Un aficionado, y de estos hay muchos, puede ser modesto en todo, menos como aficionado.
¿Quién entiende de toros? ¿El toro? ¿La vaca? ¿El torero? ¿El ganadero? ¿El señor presidente de la corrida? ¿Usted? ¿Yo?. Si separamos a estos personajes notables de la Fiesta, y uno a uno, le hacemos la pregunta ¿quién entiende de toros en España?, La respuesta será la misma: Yo, y después de yo ¡nadie! Para un buen aficionado, no existe peor aficionado en el mundo, que otro buen aficionado. Un aficionado, y de estos hay muchos, puede ser modesto en todo, menos como aficionado. Si uno observa y escucha en plazas, en bares y cafés o ante la televisión, siempre hay un parroquiano, que entabla discusión o polémica con su vecino de localidad y si por casualidad le interroga ¡Ud. sabe de toros!, Su más helada mirada recorrerá el cuerpo del preguntador de pies a cabeza, y como un dios ofendido contestará – de aquella manera –.¿Tan difícil es entender de toros? Pues, sí; ser un buen aficionado, tiene su “intríngulis”, su aquel. Hay quien se orienta pronto y lo consigue, ve, escucha, pregunta, lee, se arrima, se trabaja el tentadero, etc., se va forjando un buen aficionado. Hay quien por el contrario, no lo consigue aunque lleve en primera fila de ferias toda una vida, estos no aciertan a distinguir múltiples detalles. Y, no crean que, tan solo hablo del aficionado de base, sino también de muchos comentaristas y escribidores. Pero en líneas generales el público que hoy acude a las plazas, tiene también brillantes cualidades. Como son: dulzura, inseguridad, entusiasmo, tolerancia, efusión etc. ¿Quién puede al lado de estos pronunciarse, por el rigor, la verdad, la pureza, la técnica, el valor etc.?¡Tonterías, dirán al hablarle de estas cuestiones, con sonrisa burlona y suficiente! ¡Y mucho peor todavía! Donde me dejan ustedes a muchos presidentes, que se suben al balcón de no pocas plazas de toros, y más de un veterinario y asesor, los cuales tienen responsabilidad ante el publico pagano – de los unos, y de los otros – cuya exigencia primera es aprobar con matricula la “profesión” de aficionado taurino y además revalidarlo esa tarde. ¿Si el toro pudiera ser preguntado, sobre los saberes taurinos? - Otro Gallo cantaría en la Fiesta. ¡Ténganlo por seguro!...

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