jueves, 2 de junio de 2011

La tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial


Esteban Ortiz

Se dice con frecuencia que lo prohibido genera el efecto contrario. Desde ejemplos bíblicos hasta el actual “derecho a la resistencia” consagrado en la nueva Constitución ecuatoriana, la humanidad siempre ha rechazado este tipo de actitudes generadas cuando se restringen libertades a los seres humanos.

Este tipo de circunstancias hace que la sociedad reaccione. Eso es justamente lo que ha sucedido con el mundo de los toros en el país. Luego de la consulta popular celebrada hace poco, la pregunta que hacía una referencia indirecta a la tauromaquia perdió de forma escandalosa en la mayoría de cantones taurinos del país. Este resultado es un apoyo fundamental y definitivo a una manifestación cultural arraigada en nuestro país. Esto ha generado que municipios taurinos como el de Ambato o Riobamba ya se pronuncie sobre la posibilidad de declarar a la fiesta taurina como parte de su patrimonio cultural.

Sobre esto, Francia ya declaró a la tauromaquia en la lista de su patrimonio cultural inmaterial y Perú se ha pronunciado a través de un dictamen del más alto tribunal de justicia en un sentido similar. Estos pronunciamientos se basan en los requisitos exigidos por la UNESCO para definir una cultura admisible en el patrimonio inmaterial de la humanidad.

La tauromaquia es la misma en todo el mundo. No hay diferencia conceptual en cuanto a su realización en Francia como en España o en Ecuador. Por eso, con esos argumentos, si los ilustrados aficionados franceses recogieron los argumentos para poder declarar como parte de su patrimonio inmaterial, ¿qué espera el Ecuador para hacer lo mismo? Es el momento de actuar ya que la tauromaquia, en este momento, está legitimada por más de tres millones y medio de ecuatorianos que la respaldan.

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