lunes, 21 de diciembre de 2009

ANÁLISIS DE LA FERIA DE QUITO 2009


Por El Albero Peña Taurina/ diciembre 2009


Una Feria con altibajos. Así podríamos simplificar lo ocurrido durante la Feria de diciembre de 2009. Pero como en toros las simplificaciones son injustas, creemos que es importante analizar cada ámbito de lo ocurrido.

EL TORO

Empezamos por el actor fundamental del espectáculo. Ha sido un año muy interesante, con la presencia indiscutible de un gran triunfador: José Luis Cobo y las ganaderías Huagrahuasi y Triana. Este año se entretuvo con dos indultos. A pesar de ser el ganadero que más cantidad de toros lidió en Quito, hay que destacar que si juntamos todos los toros que embistieron y los que permitieron el desarrollo del espectáculo podemos reunir fácilmente una corrida excelente y otra manejable para el torero. Tuvo un tropiezo con la corrida en la que toreó José Tomás (que una figura del toreo escoja los toros que quiere torear limita mucho la conformación que puede hacer el ganadero al momento de “hacer su alineación” para la corrida), pero ser reivindicó con la corrida del día 4 y la media corrida del día 6 de diciembre. La tónica de todos ellos fue la calidad. Unos con más fondo que otros, pero permitió el triunfo de los toreros que los lidiaron. “Gitanito” y “Agresivo” son los toros que volvieron al campo. A este toro se suma Marianillo de Huagrahuasi por su calidad.

Hay que destacar el toro Sopladito de Vistahermosa que lidió Álvaro Samper en sexto lugar el día de la corrida del día 30 de noviembre, además de los toros Geniecillo, Gobernador I; el Mirafuente del día 6 y el burraco “Escándalo” de Peñas Blancas del día 2 de diciembre.

Si bien la corrida de Trinidad no tuvo lucidez, este hierro se reivindicó con una novillada muy bien presentada que dio un interesante comportamiento en el ruedo el día 5 de diciembre. Todos los novillos, en mayor o menor medida, se prestaron para el lucimiento de los actuantes. Que no los actuantes no hayan estado a la altura de sus circunstancias es otro cuento.

LOS TOREROS

Si bien la Feria, para los taurinos, giró alrededor de la figura de José Tomás, la composición de los carteles pudo haber estado mejor rematada. Luego de la no comparecencia de Morante de la Puebla, no se logró suplir la calidad, representada por este torero, dejando un vacío en ese sentido.

Aunque pueda gustar a unos más que a otros la contratación de tal o cual torero, no se debe dejar de señalar que la Feria presentó prácticamente todos los días llenos absolutos. Esto demuestra el interés de la mayoría por la conformación de carteles, premio al esfuerzo que hace la Empresa.

Sin duda, pudimos presenciar las faenas de Castella, quien dio la talla de primera figura del toreo. Se consolida como un torero cuajado con mucha calidad y técnica. Deja el ensimismo por un toreo más inteligente dando las distancias que el toro necesita. No por nada se llevó los trofeos de la Feria. Y El Juli. Torero profundo que, aunque no tuvo suerte hasta el último toro que le correspondió –y que no era de él-, pudimos apreciar la verdadera dimensión de este torero poderoso y amplio que tiene la fiesta actualmente. No es un dechado de estética, pero tiene un conocimiento del toro y de la técnica de torear impresionante. No por nada hizo una faena que terminó, porque así lo quiso, en indulto. Sin duda, una faena de antología apreciada, en especial, por el buen catador.

La presencia de José Tomás estuvo marcada por varios factores. El comportamiento del ganado, un evento político, un público festivo distraído por el poco espectáculo que presenciaba, un toro lesionado. Y poco se pudo ver.

Salieron en hombros Álvaro Montes, Luis Bolívar, Joselito Adame y Martín Campuzano, los dos últimos por su labor en el festival de Feria. Cortaron una oreja El Fandi, Guillermo Albán, Diego Rivas, Álvaro Samper y Juan Francisco Almeida.

En cuanto al capítulo nacional, Guillermo Albán sigue vigente. Si bien la primera tarde pasó desapercibido, la segunda demostró que actualmente es el mejor torero nacional. Un percance impidió que toree su segundo ejemplar; sin embargo se vio la predisposición al que le cortó oreja.

Álvaro Samper tomó la alternativa. Es un torero de mucha clase al que todavía hay que esperar y tiene que demostrar toda la ambición que se necesita para triunfar en una exigente profesión. Se le fue un buen toro.

Martín Campuzano no tuvo suerte y estuvo descompuesto el día de la corrida. Sin embargo, el día del Festival puso la emoción al festejo. Tendrá que ver los videos y sacar sus propias conclusiones. El paso de Diego Rivas fue discreto y sin mayor trascendencia.

Si bien puede ser atractivo para el público quiteño, se debe cuidar mucho la contratación del rejoneador. Resulta cansado y monótono la contratación durante tres tardes. Como prueba de esto fue el pobre resultado que presentó Montes.

Es importante anotar que la baraja de toreros puede ser mucho más amplia y la contratación de los mismos se vuelve necesaria. Ver durante tantos años como base de cartel a El Fandi, El Juli y Castella puede resultar contraproducente si no se plantean recambios.

OTROS

La labor de la Autoridad de Plaza ha sido muy bien solventada. Es importante que la autoridad no descuide el cumplimiento de la Ordenanza Taurina, en especial lo referente al despuntado. Confiamos en que estamos en buenas manos, a pesar de que hubo algunos ejemplares sospechosos.

No sólo hay que resaltar el ámbito taurino. El éxito económico alcanzado se ha visto reflejado en gran medida en la entrada que se pudo apreciar durante toda la Feria. Llenazos impresionantes que dan cuenta del buen estado de salud que goza la Fiesta en Quito.

Creemos que los réditos económicos que la actividad taurina produce a la Empresa y al Municipio a través de impuestos deberían reinvertirse de alguna manera en la misma Fiesta a través de proyectos de peñas taurinas, escuelas e incluso festejos menores. Somos Ecuador es un ejemplo que debería seguir adelante y cuenta con todo nuestro apoyo.

Este año 2010 se celebran los 50 años de la Feria. Se debería pensar en hacer una “Feria del Aniversario” a mediados de año con máximas figuras del toreo. Quito se lo merece y es una necesidad ver toros en la capital por lo menos dos veces por año, a este nivel.

El premio “El Albero a la torería” durante la Feria de Quito 2009 fue otorgado a Sebastián Castella por su monumental actuación y torería durante toda la Feria.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sobre los toros en Quito



Para el 51% de los quiteños, las Ferias taurinas/ corridas de toros son el evento más representativo de las Fiestas de Quito.
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Después de realizar una encuesta a 1,260 hombres y mujeres de 18 años en adelante en las inmediaciones de la Plaza de Toros Quito, por parte de la reconocida firma CEDATOS GALLUP en la ciudad de Quito; el movimiento Somos Ecuador y la empresa CITOTUSA; han considerado importante difundir la siguiente información.

ENCUESTA NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2009


Los quiteños quieren mantener los festejos taurinos por tradición y por ser un motor económico

El 98% de los quiteños encuestados está de acuerdo con mantener sus tradiciones culturales y costumbres. Para el 80% de los encuestados, los festejos taurinos son parte de nuestro mestizaje y tradición que debe mantenerse.

Resultado de estas cifras es la gran concurrencia (aprox. 15.000 aficionados diariamente durante 9 días) en la Feria de Quito Jesús del Gran Poder 2009. Resultado que concuerda con la encuesta que el 88% asiste regularmente a las corridas de toros de la Feria cada año.


Además los entrevistados opinan que la decisión de que los niños menores de 12 años asistan a corridas de toros es decisión de los padres en un 86%.


Por otro lado, el cobro del Impuesto Único a los Espectáculos Públicos del 10% y la tasa del FONSAL del 3% por parte del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, registra aportes muy importantes gracias a la actividad taurina, y es el espectáculo público que en el año 2009 aportó con casi medio millón de dólares al cabildo, además nunca recibe subvenciones o recursos por parte del Municipio.

Los sectores comerciales y artesanales también forman parte del círculo virtuoso que genera la fiesta de los toros. Entre el 1 y el 6 de diciembre llegan a Quito 19.624 turistas, generando alrededor de 58.872 empleos directos y 98.120 indirectos. Sin tomar en cuenta el comportamiento de consumo de los habitantes de la ciudad con motivo de las tradicionales festividades anuales.

Lo cierto es que la fiesta de los toros mantiene su identidad popular no solo por consideraciones históricas, sino además por constituirse en la forma de vida de miles de familias.


Acerca de los grupos ambientalistas y protección animal

El objetivo de los grupos que por el mes de diciembre promueven sus campañas lo hacen por “defender los derechos de los animales” (55%) y por “buscar protagonismo” (43%).
Para ellos, proteger a los animales (64%) es más importante que el mismo hombre (33%)

Los grupos ambientalistas y de protección animal son apoyados económicamente por ONG´S extranjeras. El 66% de los entrevistados están en desacuerdo en que estos grupos se manifiestan en contra de las tradiciones y costumbres de las fiestas de Quito.

martes, 15 de diciembre de 2009

Golpe de mar/ De purísima y oro



Me gustaría ser Gallito. Ningún toro se resistía al rojo de su muleta, ni veragua, ni pabloromero, ni vistahermosa. No soy Joselito El Gallo. Me llegan los golpes de mar y no teniendo la muleta de Gallito, tiro de memoria y me acuerdo de mi abuela y su mandil de algondón blanco y su cuchillo. Aquel coraje de madrugada y peces y olor a mar. También de mi abuelo que abría las costuras de la vida con sus tijeras de sastre y su mirada roja, su rosa en la pupila y en la lágrima. Dice un amigo rubio Bienvenida (Angel Luis) que los hijos de tenderos tenemos principios. Los principios son aquellos, por eso tenemos peces en las venas y una biblioteca de cómo resistir. Uno tira de oficio en los golpes de mar y zozobras de agua; recuerdo a Joselito -no El Gallo, el que leyó Memorias de Adriano (libro felipista)-, quién dijo a Chopera (Flamarique), que en su hambre mandaba él mismo. Pienso en mi padre y se me queda esa mirada de John Locke sentado como un indio en la playa de esa Isla mirando al mar. Busco como volver a mis islas, a este blog. A los amigos que elijo, a los paraisos de la tierra. A la sinfornía de temple y naturalidad de José Mari Manzanares en este video que veo, en un tentadero Manzanares acariciando a una vaca y al campo de una mañana de diciembre y a México entero. También en este diciembre infiel al invierno, contemplo arrodillado como en un templo, una media verónica de Antonio Marquez, belmontina en las muñecas, en los brazos. Torero elegante y finísimo atacado por un gran frío en la escena. Se retiró y fue representante de Concha Piquer, aunque acabó en el templo más grande y gracioso: apoderando a Curro Romero. La plaza México también nos espera y ese olé tan eufónico y picante, será en cuanto Morante acabe por darnos los números. Tú sabes. Me voy con esa música de Alejandro en nuestro amor será leyenda, con esa fuerza flamenca de la leyenda del tiempo de Camarón y abro la pupila negra de la noche también con Camarón, esta vez mi perro, casi mi amigo y el dueño de mis cicatrices; galopa Camarón la noche palmeando el asfalto y revuelve las hojas de este otoño nada enajenado, y como dice esta misma canción: nos tenemos en el fuego.

lunes, 7 de diciembre de 2009

PREMIO EL ALBERO A LA TORERÍA 2009


El premio "El Albero a la torería" que concede El Albero Peña Taurina ha recaído este año en el diestro Sebastián Castella por los méritos taurinos realizados durante su presentación en la Feria de Quito 2009.

La entrega del trofeo se realizará en un evento que será anunciado con anticipación.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Las caricias de Julián López y una gran tarde de toros/ Esteban Ortiz Mena



Diario Hoy, 7 de diciembre de 2009

Esteban Ortiz Mena

Sentí que mi pie izquierdo marcaba el ritmo en el cemento de la plaza mientras veía la faena que hacía El Juli al último toro. No era por el compás de la música, que me imagino sonaba, sino descubrí que mi cuerpo obedecía al ritmo de las embestidas del toro de Triana y frente al recital de Julián López El Juli.

Todavía me retumba en la cabeza los gritos de los aficionados ante la faena perfecta que creó al sexto. ¿Quién puede hacer de acariciar un arte? Sin duda, El Juli que entendió a la perfección a un toro de extraordinaria calidad y mucho fondo. Y lo indultó. Fue una faena que llevaba la música incorporada en ella. El torero marcaba los tiempos y el toro embestía con mucho son sintiendo las caricias de la muleta y entregándose por completo al inteligente planteamiento del toreo de Julián.

Ahora que escribo y lo vuelvo a vivir, descubro que mi pie se sigue moviendo al ritmo de esa faena, como un reconocimiento profundo a la bravura y al gran poder de un gran torero.

Si bien nos acordamos de esa faena, hay que destacar el toro de Mirafuente que le correspondió a Guillermo Albán que hizo, seguramente, una de sus faenas más importantes. La actitud, y un gran toro, fueron la clave para ver a un torero entregado cortar una oreja. Lamentablemente, con la espada en el lomo, el toro lo arrolló y le fracturó la muñeca.

Joselito Adame puso la emoción. Y cuando hay emoción, eso contagia al público que va a la plaza a disfrutar del espectáculo. Cortó una oreja que fue premio a la voluntad y el reconocimiento por su forma de matar. El Presidente estuvo acertado, como en toda la Feria, al no conceder la oreja en su segundo, dando así una clamorosa vuelta al ruedo. En definitiva, una gran tarde de toros, poniendo así broche de oro a una Feria que mantiene intacto el sello de la mejor Feria de América.

Cuando las cosas salen bien no existe trabajo, ni esfuerzo, ni culpa, ni problemas, ni pleitos, ni siquiera errores que nos obnubilen. Nos entregamos por completo a un espectáculo maravilloso que lo único que nos produce son sensaciones de emoción.

sábado, 5 de diciembre de 2009

La tarde de la tragedia/ Esteban Ortiz Mena


Por Esteban Ortiz Mena

Ayer Tendero sufrió una cornada en su primer toro lo que nos hizo recordar la posibilidad de la tragedia. Que se reivindica con la propia sangre de un torero, un ser humano que vence el instinto, aunque no siempre lo logra.

Todas las sangres son rojas, todas salpican… pero no todas son iguales. Hay cosas que son incomprensibles y demuestran la grandeza del toreo. Por ejemplo, Luis Francisco Esplá nos devuelve a la realidad cuando, luego de una cornada en Céret que casi le cuesta la vida, dice: “esto entra en el sueldo”.

Por eso conmueve y asombra la espera del ser humano que se juega la vida por voluntad propia: las cornadas, los golpes, las lesiones provocadas por los toros son parte del ser torero. Son los gajes del oficio: la posibilidad de derramar sangre viene con la profesión. El torero lo sabe… lo tiene que tener asumido. Punto. Es la única forma de serlo. Si no lo entiende así, debería cambiarse de profesión: podría ser abogado o dedicarse a escribir notas para los periódicos.

Jugar con el riesgo cada tarde para crear arte venciendo el miedo y el instinto, aunque no guste la forma particular de interpretar el toreo –pero qué importa ¿acaso el gusto no es algo subjetivo?-, tiene mucho mérito. Por eso el torero es un héroe que dignifica su vida con la posibilidad de su propia muerte.

A Almeida le quedó grande el compromiso. Fue una papeleta demasiado exigente para un novillero que se le vio sin oficio.

La novillada de Trinidad fue buena. Sobre todo el segundo, un toro con muchísima calidad que fue premiado con la vuelta al ruedo. La particularidad fue que salieron cuatro jaboneros, esto para aquellos que gustan de las estadísticas. Sin embargo, su buen comportamiento pudo haber hecho que el resultado del festejo fuera otro, si los actuantes hubieran estado a la altura de las circunstancias. Otra vez será.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuando con los ojos cerrados se ve mejor/ Esteban Ortiz Mena


Por Esteban Ortiz Mena

¿Cuántas veces cierra uno los ojos para no ver y cuántas para ver mejor? Me lo pregunto porque creo pensar que la diferencia entre una cosa y otra puede ayudarnos a elegir mejor. Qué fácil es cerrar los ojos y llenarlos con nuestras más privadas y liberadoras fantasías y que pocas veces lo hacemos.

Julio Cortázar decía “cuántas veces habré empezado o terminado una frase con los ojos cerrados”. Cerramos los ojos cuando pasamos por una panadería y percibimos el olor que las bendice. Cuando sentimos aquella música que repleta nuestros sentidos o al llegar a una plaza con la ilusión de que algo puede pasar y suspiramos sólo con pensar en aquello. Con los ojos cerrados sin duda se ve mejor.

He visto toreros que, en su intimidad, cierran los ojos antes de que salga el toro en el burladero de matadores ensimismados en sus pensamientos. Me resisto a creer que se trate de miedo (aunque una buena dosis de aquello exista) si no que creo que se acerca más a lo de Cortázar. Ahí empieza a fluir la inspiración.

Ayer Castella toreó con los ojos cerrados. Dos faenones dos, de toreo grande. Es un torero que está a un nivel altísimo y en cualquier fase de la lidia se le ve a gusto. No hizo más que torear y darse el lujo de indultar un toro que fue de menos a más. Pudo haber cortado dos orejas más, pero ya daba igual porque el toreo había trascendido. Esos trofeos hubieran servido únicamente para aquellos que gustan de los números y las estadísticas.

Luis Bolívar fue más artesano que artista. Cortó dos orejas trabajadas, una en cada toro, con faenas de distinta intensidad. Pero si Bolívar salió en hombros fue por la ejecución de la suerte suprema. ¡Cómo mató a sus dos toros!

Huagrahuasi se reivindicó con una corrida noble en su mayoría. El indulto, excesivo o no, es un premio para la labor del ganadero y un triunfo de la fiesta. Pues ni más ni menos, más bien más, en una tarde cortazariana, para cerrar los ojos (al inicio y al final) y recordar.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La obligación de vivir grandes vidas/ Esteban Ortiz Mena



Diario Hoy, 4 de diciembre de 2009


Por Esteban Ortiz Mena

Los toros son animales que se crían para ser bravos, para trascender, para vivir y hacer vivir grandes vidas. Su bravura se rescata justamente para crear grandes faenas, para descubrir la profundidad de un lance, el sentido de una faena; y si son buenos, para dejar descendencia con el fin de que no se agote esa bravura. Si bien es incierto su contenido y no se puede garantizar un resultado, existen algunas variables que determinan el posible comportamiento del animal y eso se podría resumir en el trapío y en la reata.

Por lo tanto, los toros, bajo esa premisa, tienen la obligación de ser bravos. Pero la corrida de ayer no quiso. Salieron sin esa obligación tan singular de trascender. Hubo algún espejismo, quizás el primero de Esplá; las arrancadas del también primero de Tomás; o, el toro de Rivas al que incomprensiblemente picó en exceso y sin criterio. Y sin toro no hay espectáculo. Lamentablemente ayer no fue la tarde de Huagrahuasi.

De todos modos pudimos apreciar, por goteo, la inmensidad y profundidad del torero que estuvo en Quito. José Tomás es un torero de emociones, de pureza, y como dice Fernando González Viñas, “no tiene un compromiso con la tragedia, pero sí con la posibilidad de la tragedia”. En eso radica su grandeza. Su toreo se basa en una técnica depurada y en un conocimiento extraordinario del oficio; así fue como toreó por naturales, los pocos, la profundidad de los larguísimos derechazos y la verdad con la ejecutó sus clásicas manoletinas. Es esa obligación que tiene de trascender, como torero honrado, e intentar hacer frente a las adversidades. Y eso se aprecia.

Lo mismo con Esplá. Utilizó todos los recursos que su larga experiencia le han dejado. Dos ovaciones sinceras que demuestran el cariño de la gente ante este torero veterano que se despedía de la afición quiteña.

De Rivas. El silencio. Para no exagerar.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Un festival de lágrimas y emociones/ Esteban Ortiz Mena

Por Esteban Ortiz Mena

Diario Hoy, 3 de diciembre de 2009



Extraño esa capacidad de llanto y alarido. Correr con lágrimas en los ojos sin que importe nada más que el lamento (y los motivos que lo producen) es algo que asombrosamente olvidamos con el tiempo.

Pero el toreo nos devuelve, aunque sea a ratos, la posibilidad de que la emoción se transforme en lágrima. El toreo es tan grande que desborda lo que sentimos, nos llena tanto el alma que logra humedecer nuestros ojos con mucha facilidad. En los toros, las lágrimas brotan sin explicación, por generación espontánea, cuando lo que se ve (y se siente) llega a los sentidos. Si no, pregúntenle a los 14 mil espectadores que fueron ayer a disfrutar del festival benéfico.

Quizás Castella fue más estético o El Juli más profundo, que cortaron una oreja, Adame más alegre que cortó dos… pero Martín Campuzano puso lo emotivo. Así como puso de cabeza una plaza que le devolvió su cariño.

Así lloró en silencio Martín Campuzano. Lloró Rafaela, su hermana, que no dejaba de temblar, contagiada por la intensidad de lo que su hermano creaba y el público entregado veía. Los toros están hechos de momentos y a más intensidad, más profundos se vuelven; más calan en nuestros sentidos. En eso radica el arte: en revolver los sentimientos. “Los sentimientos son pensamientos en conmoción” decía Unamuno… pues en eso también, porque el pensar es un sentir y “la emoción del toreo, para el que lo hace como para el que lo ve, nace de ese pensamiento conmovido”, sentenciaba Bergamín. Eso sucede cuando a una profesión sacrificada se le devuelve entrega y pundonor.

Le correspondió en suerte un extraordinario novillo de Vistahermosa, otro de los culpables de que hayamos vivido momentos de intensidad que fue premiado con la vuelta al ruedo y las dos orejas para el ecuatoriano.

La gente vino por el Juli y Castella (estaba repleta la plaza, tanto que hasta las astas de las banderas estaban llenas), que no defraudaron, pero terminó entregándose con Martín Campuzano, porque esta vez, él se entregó con Quito. Y nos hizo emocionar.

martes, 1 de diciembre de 2009

“Cuando el dedo señala la luna, el imbécil mira al dedo”


Por Esteban Ortiz Mena

Diario Hoy, 2 de diciembre de 2009

Asesinos, retrógrados, violentos, masoquistas, perversos, putrefactos, arcaicos. Así es como califican los antitaurinos, entre los epítetos más decentes, a todo aquel que guste de la fiesta brava.

Rafael Lugo escribe que “a la postre, para la mayoría la idea obligada es amar a Dios sobre todas las cosas y odiar a quien piense diferente, porque se nota que el hombre ha entendido que prójimo solo es aquel que piensa igual, y el que no cree lo mismo es infiel, impío, hereje, perro sarnoso, humanoide descartable, cualquier cosa, pero prójimo jamás”.

Y eso es lo que tenemos que evitar. No entiendo de odios (seguramente los antitaurinos sí) y me opongo radicalmente a que se realicen manifestaciones violentas sólo por pensar distinto. La riqueza de la humanidad está en su diversidad, en la capacidad de contradicción que tenemos, en saber crecer; y no en oponerse ni en intentar cambiar de hábitos a quien piensa distinto.

No hay proporción comparable entre una convocatoria que reúne a más de 14 mil aficionados en una plaza de toros por día de corrida, frente a los 40 que gritan afuera.

Tampoco queremos convencer a nadie de que le gusten los toros, pero a desaparecerlos hay un abismo. El problema de la oposición a una práctica tradicional es que esta puede trasladarse a otras que forman parte de la identidad y afirmación cultural de un pueblo. En realidad no existe diferencia conceptual entre oponerse a la ópera que a una corrida de toros. Por eso es tan absurda una oposición al tema, sobre todo cuando es producto del desconocimiento y más aún cuando aporta tanto a una ciudad. Para muestra el festival benéfico que se realizará hoy, cuyos fondos serán destinados para realizar causas sociales en beneficio de la colectividad quiteña. ¡Ven la diferencia!

De la corrida de ayer poco. No fue una tarde afortunada, aunque siempre hay algo que rescatar, como por ejemplo la integridad de los pitones con la que se presentó. En fin, habrá mejores… por eso volvemos siempre a una plaza con la ilusión de mirar a la luna.