jueves, 13 de diciembre de 2007

Sobre animales y otros asuntos/ Francisco Aguirre Andrade


Por Francisco Aguirre Andrade
(interpretó el papel de “Jesús” en la película “Qué tan lejos…” de Tania Hermida)

Me agarraron en curva y firmé. Ahora me siento obligado a escribir sobre las salvedades de esa futura posible legislación; se trata de una legislación contra el maltrato a los animales y su salvedad son las prácticas simbólicas y rituales de la tradición.

Más allá del valor doctrinario o dogmático que pueda tener una práctica ritual para una comunidad de creyentes, tiene el valor cultural universal de la lectura simbólica posible sobre la vida y el mundo así como el revivir mediante actos los fundamentos de la conciencia de existir.

Rito, según varios estudiosos, entre ellos el padre Marco Vinicio Rueda, (lo escuché en una clase), significa símbolos en acción.

Las raíces de la palabra símbolo son: sin= juntar y ballein = lanzar. Juntar lo que fue lanzado. Una señal nos remite a un drama pasado: cósmico, evolutivo, histórico.

Muchos ritos han salido del ámbito religioso y se los encuentra en el arte, el circo, el deporte, etc., éste es el caso de la corrida de toros. Sé que por esta afirmación, habrá quienes me corten el saludo y quienes me griten en la calle.

Aquí, cuando digo que han salido del ámbito religioso, hablo de religión en los términos convencionales que hoy se entienden: religión = doctrinas, dogmas, instituciones jerárquicas; y, no en los términos primigenios que nos habla de religar, volver a unir, volver a ligar, perspectiva desde la cuál, éstas prácticas nunca han dejado de tener un fondo sacro, a veces son reminiscencias leves y a veces son actos superiores en intensidad y efecto a los que el mundo moderno de la diplomacia y la superficialidad conciben como religioso. El desafía y el juego cuya maestría consiste a veces en extender el tiempo de lo inevitable por los misterios de la pasión, hay quienes hablan del milagro del tiempo eterno.

Es poco lo que sé de toros, casi nada.

Sé que es quizás la única ceremonia viva de enfrentamiento entre la geometría y la fuerza que aún pervive en occidente. El peso promedio de un toro de lidia es de ochocientas libras, con la fuerza que despliega el dolor de un animal herido es con la que se enfrenta el torero, por eso; si bien es desigual la relación entre el toro y el torero, es también una desigualdad bastante relativa. El toro tiene un radio de visión corta, casi recta, no ve a los lados y, el arte del torero consiste en situarse en los bordes de la visión del toro, de manera que el toro en los momentos de gran cercanía vea a la capa y no el cuerpo del torero, es una danza con la muerte.

Una persona puede caminar cien metros sobre una franja de treinta centímetros de ancho, pero si al lado y lado de la franja en la que camina hay precipicios, la caminata se convierte en una prueba de temple.

El toro es negro como la representación universal de lo desconocido, como la fundición del todo. El torero lleva un traje de brillos como el sol, la razón y el pensamiento ha sido universalmente relacionado con la luz, también porque la cabeza es´ta en la parte superior del cuerpo como el sol, la luna y los astros en la parte superior del cielo. A veces el torero lleva un traje negro con plateado, allí sólo está la música interna de la sangre ante el cataclismo de la muerte mientras dure la fuerza enfierecida. Muerte del toro o del torero, vence la luz del entendimiento humano, el cálculo convertido en geometría corporal o la fuerza del destino y los acontecimientos, la fuerza del animal herido.

No digo que las corridas de toros no sean crueles y es legítimo que haya gente que a más de no gustarle prefiera su desaparición. El problema de la oposición a una práctica tradicional es que fácilmente puede trasladarse a otras que forman la esencia de identidad y afirmación cultural de diversas colectividades: los sacrificios de la religión Yoruba, mal llamada santería y las limpias, curaciones y diagnósticos de la medicina tradicional indígena que se realizan con cuyes, por poner otro ejemplo.

Podríamos hablar también del sacrificio del gallo, con el que se inicia o se iniciaba (no tengo información reciente) el carnaval de Guaranda para fertilizar la tierra con sangre y saludra el regreso del Inca; dicen que cuando murió Atahualpa cantó un gallo y que por eos gallina en quichua se dice atillpa o atallpa.

En el Azuay existen también ritos de sabre como el gallo pitina de Cumbe o el sacrificio del toro en Girón. Creo que no sólo es necesario respetar sino también proteger todos los registros de la cultura humana: ritos, libros, lenguas y lenguajes.

Un ritual es revivir un drama ancestral, histórico o mítico, un segmento del tiempo en la conciencia. La ritualización de la vida permite también que la agresividad o potencial enemistad entre los pueblosy las personas, se canalicen en juegos acordados. Creo que suprimir una práctica ritual esté o no en envoltura religiosa es tan criminal como quemar un libro. Hablo de ritos que si son entre seres humanos deben ser practicadas por acuerdo mutuo y si son en acción con la naturaleza no pongan en riesgo el equilibrio ambiental. Si eso ocurre, el reemplazo de prácticas y su evolución hacia otro tipo de signos, debe darse dentro del concierto vital de quienes comparten ese universo simbólico y serán las estructuras políticas de cada tradición simbólica, consejos de ancianos, por ejemplo, las fundamentales para la reelaboración de prácticas y nuevas interpretaciones.

Volviendo a los toros: cada vez que he hablado de esto, me topo con personas que tienen una posición al respecto, lo cual es muy respetable, pero se niegan a oír un pensamiento distinto al suyo, al igual que en otros tiempos había gente que se negaba a oír explicaciones científicas opuestas a los dogmas religiosos o que no se atrevía siquiera a pensar en el derecho a ejercer de manera libre la sexualidad; esto todavía sucede mucho y se niegan a ver en los toros, todo lo que no sea crueldad o barbarie; los símbolos, pese a ser el sustrato de la conciencia parece que no son tomados en cuenta.

De lo que sé, la corrida de toros más antigua tal como hoy la conocemos (corríjanme si me equivoco) data de alrededor del año 1300 de nuestra era, arqueología viva de setecientos años. Suprimir las corridas de toros, sería suprimir un gran trozo de historia; si esto sucediere, que no se reedite la inquisición y se proteja por lo menos el registro fílmico, gráfico y literario de este patrimonio, que no corra la suerte de valiosos documentos destruidos por la negligencia o la información sobre el mundo prehispánico perdida para siempre por la brutalidad de los conquistadores amparados en lo que consideraban la misión divina de eliminar la idolatría.

El toro en el burladero nos remite la Minotauro en el laberinto.

Creo que las corridas de toros, se han vuelto el chivo expiatorio de una mala relación del ser humano con la naturaleza.

Se sabe que se crían pollos forzados a crecer en tres semanas, más o menos, lo que de manera natural deberían crecer en cuatro meses; viven hacinados en espacios chiquititos que casi no les permite moverse y con los picos cortados APRA que no se maten entre ellos.

La destrucción de los hábitats naturales es la principal causa de la desaparición de especies, las transnacionles, los grandes poderes y la alienación del ciudadano común que cree que ser alguien en la vida es tener dinero, estatus o las dos cosas, al precio que sea, son quienes más atentan contra el equilibrio y la armonía natural.

En Cuenca hay una bandada de loros, escapados del cautiverio, volvieron a ser salvajes y vuelan de lado a lado de la ciudad, su existencia y continuidad depende también de que no se talen ciertos árboles.

Se deben proteger árboles de determinadas edades y especies y creo que debe ser una decisión urgente, a manera de ordenanzas, hasta elaborar una ley de patrimonio natural urbano; las autoridades deberían dictarlas ya porque no faltará quién aproveche el tiempo para llenar de cemento todo lo que alcance y construya rentables sitios de estacionamiento a costa del oxígeno, la sombra, el espacio y la reproducción de las aves que son a su vez difusoras de semillas.

Árboles de determinadas especies y edades tienen que ser considerados de valor patrimonial y debe prohibirse su corte, estén o no en propiedad privada.

Volvamos a los toros.

El toro de lidia vive como rey hasta el día que va a morir, podría vivir si le dan el indulto, lo cual en las reglas del toreo sucede muy pocas veces pero cuando así pasa es apoteósico. Desde otra altura, sería la reconciliación de la razón con el destino.

Me adelanta a los contraataques repitiendo y reafirmando algunos preceptos base de este escrito.

Se me dirá que validar una expresión por el hecho de haberse mantenido en el tiempo sería como validar el maltrato a las mujeres por ser una práctica de la tradición ancestral; a eso respondo que los ritos, las representaciones, los juegos, la fiesta con un guión básico, vienen de la cultura, repercuten en ella y tienen la posibilidad de modificarla, de moderar comportamientos desbordados al dar un tiempo y un espacio para desbordarse y hacer que los torrentes de la pasión y el deseo fluyan por canales; es decir, es dentro de ese juego de representaciones donde podrán cambiarse ciertos referentes guías de la conciencia.

Si todos los tratos buenos y malos fueran representados, ritualizados y ubicados en un tiempo y un espacio, es posible que la violencia cotidiana disminuyera considerablemente.

La guerra acordada en el Solsticio de Verano entre comunidades indígenas andinas, bajo la forma del Inti Raimi o San Juan, además de hacer un tributo con sangre a la generosidad de la tierra, puede también exorcizar un año de potenciales disputas. Creo que la sociedad contemporánea adolece, entre otras cosas, de un espacio y un tiempo de trastorno en la que el ser pueda romper la represión y desatar todas sus fuerzas lúdicas y creativas.

A tiempos sacros como el carnaval, se los intenta suprimir en nombre de la civilización (léase formatos y horarios, cordialidad burocrática y ausencia sentimientos fuertes), del orden, del trabajo, de la razón, de la urbanidad o del francesísimo derecho a no ser tocado; derecho en el que yo también creo, pues la sociedad contemporánea es lasciva por su alto grado de represión sexual, además, nadie tiene derecho de infringir dolor a otra persona sin su consentimiento y nadie es quién para transgredir los hábitos particulares de cercanía física de las distintas culturas; en nuestra cultura urbana del extremo occidente, los límites de cercanía física son bastante imprecisos, cambian constantemente por las relaciones interculturales y varían mucho entre regiones e individuos. Sería importante hacer un examen sincero de nuestros gustos y predilecciones: qué tanto son nuestras y qué tanto prestadas son nuestras afirmaciones y posturas. A mí me gustan también los juegos en que tocamos, despertamos animales dormidos, formamos una gran masa de calor o somos parte del flujo plácido de una elevación colectiva.

Creo que la oposición radical a las corridas de toros obedece de manera inconsciente más que a un rechazo a los tratos crueles contra los animales, a un sentimiento anti español y sobre todo a una necesidad de distanciarse de los signos de una clase feudal terrateniente de la sierra ecuatoriana; rechazo por demás legítimo y justificado si revisamos nuestra realidad cotidiana e histórica. Sin embargo, suprimir una expresión de la riqueza simbólica de una cultura por identificación con una situación histórica partiucular, por dura o injusta que sea, es una acción fóbica irracional que atenta contra los derechos particulares de la diversidad cultural humana; de allí, a perseguir a los oficiantes religiosos afro americanos o a los médicos tradicionales indígenas hay un paso y, esto, solo depende del sector social que detente el poder.

Unos crecen con el desafío y otros con el pacto o la contemplación y todo eso compone la riqueza patrimonial de la diversidad humana.

Creo que es legítimo que donde no ha habido tradición taurina no se la instaure, si esto significa violentar las bases cosmogónicas que han formado un tipo especial de sensibilidad en un particular conjunto humano; pero, donde sí existe la tradición (hoy llamada afición) sea España o Quito está bien que se la mantenga. Dirán cómo así en Quito si en América ni siquiera habían esos toros, yo respondo: tampoco había Cristianismo.

La afirmación de los derechos culturales se tiene que equilibrar con los derechos universales de libertad individual y colectiva. El derecho de las colectividades a no ser aplastados por los grandes poderes: trasnacionales, estado, poder clerical, ideología dominante, etc., y el derecho de los individuos a no ser aplastados por la colectividad a la que pertenecen.

Las oposiciones entre colectividad e individuo, dinamismo revolucionario y tradición, razón y placer no son irreconciliables sino más bien complementarias y necesarias en el desarrollo de futuras síntesis de las que se nutrirá la cultura humana.

Las fobias hacia el otro no han hecho más que sepultar información y referentes de lo que luego la historia y las nuevas generaciones lamentan mucho.

Es posible que ocn el tiempo desaparezcan las corridas de toros, la cultura siempre cambia, es posible que en un futuro próximo nuestra alimentación principal sea a base de insectos.

Hoy por hoy, nuestra cultura contemporánea es esquizoide, comemos carne pero nos espanta ver sangre; sin embargo, alguien tiene que matar los animales para que podamos comer y así la discriminación entre seres humanos se perpetúa. Creo que si comemos carne (yo sí como carne, por si acaso) debemos, aunque sea una vez en la vida, pasar por la experiencia de matar una tórtola y comérnosla, por poner un ejemplo.

Hay en múltiples ritos ancestrales las claves para reestablecer nuestra relación ancestral con la sangre, quizás así dejemos de creer que los alimentos emergen mágicamente del supermercado y que los pesares y desafíos que producen el pensar en la vida, el amor y la muerte se arreglan con un fármaco.

Quizás en otro tiempo habrá otros caminos para recordar que tenemos un entendimiento luz para hacerle el quite a la muerte mientras la respiración no descanse. La representación es conjura y dominio de las fuerzas, si no hubiéramos descubierto los misterios del canto y de la danza, es posible que al final de nuestro cada día terminara en orgía o en asesinato. Mucho le debe la paz del mundo, al juego, al rito y a la fiesta.

Confío en la seriedad de palabra de quienes me pidieron la firma y que de verdad contemplen estas salvedades tradicionales si queremos ser coherentes con un principio de respeto a la diversidad de la cultura.

América es el único continente extendido de polo a polo y, nosotros, estamos en la mitad de este gran territorio. La lucha continental por el laicismo, la educación científica, los derechos civiles de los pueblos, colectividades e individuos, implica también el respeto a toda expresión cultural y religiosa adoptada libremente por quien la practique siempre y cuando no atente contra la integridad de otro individuo, de otro conglomerado humano o del medio ambiente común.

Tiene, todo el continente americano, que convivir las estructuras simbólicas nativas con las estructuras simbólicas sincréticas y con las particulares y diversas estructuras simbólicas del Ecumenio. Nuestra ilustración depende de la cantidad, calidad y diversidad de estructuras simbólicas que dominemos, en las que nos movamos y con las que nos relacionemos.

Estas estructuras simbólicas están en la palabra hablado o escrita, en la representación, en los ritos, en los juegos, en los sistemas, en los íconos; todos estos son fuentes de información, memoria y pasión. Destruirlos es destruir conocimiento, un crimen de lesa humanidad como lo es el que comete el sistema capitalista al botar toneladas de alimentos al mar para mantener precios, si estos excedentes alimenticios fueron entregados a los sectores empobrecidos y necesitados de la humanidad estarían aliviando la vida a un sector humano excluido de comprar y consumir y por tanto no afecta a ningún mercado.

El mundo es capaza de ponerse de acuerdo para destruir un país en una semana, pero no es capaz de ponerse de acuerdo para aliviar a un continente del hambre.

Conservar las fuentes de información es tener la posibilidad de vivir, de sobrevivir o sobrellevar las crisis sucesivas que la evolución nos presente.

No creo en la rivalidad entre tradición y ruptura creo que ambas se necesitan y se vigorizan mutuamente. Creo necesario incorporar referentes culturales diversos y múltiples que hagan contrapeso y provoquen reflexión y distancia frente a un bloque ideológico dominante que se muestra como único; hay que recuperar y fortalecer los saberes, visiones de la vida, encuadres existenciales, caminos interiores individuales y colectivos (hay sueños y delirios colectivos) priorizando, como en una correcta política ecológica, el fomento a lo que se encuentre en condiciones frágiles y en peligro de desaparecer. Junto con eso creación y recreación libre, expansión de la potencia lúdica e la libertad de la creación artística.

Toda visión del mundo merece ser expresada y no sólo se expresa con palabras, hay el rito la fiesta y toda representación. En la expresión de la diversidad se encontrarán y contrapondrán relaciones distintas con la realidad, y prevalecerán o se harán dominantes las que sigan empantanando con el universo interno de las personas.

Se ataca una especial relación con el reino animal, por ser especial es un producto elaborado de la cultura, por lo general desde la vivencia urbana de quien su única relación con la naturaleza es la de sus funciones orgánicas, no quisiera pensar que los militantes de causas que consideran ecológicas, no tengan la elemental coherencia de separar la basura ni la conciencia del recurso biológico básico que se desperdicia al no hacerlo: oxígeno, humus, alimento, vivienda para la fauna.

Ojalá las fuerzas del mercado dejen de dominar las dinámicas humanas pero mientras eso no suceda, la raza de toros de lidia dejaría de existir si se suprimirán las corridas de toros. Sería respetable que los detractores de las corridas de toros compraran toros de lidia y les dieran una vida digna, como lo que intentaron hacer militantes ecologistas al comprar tierras en Mindo e impedir el paso de la O.C.P. (Oleoducto de Combustibles Pesados), ahí se chocaron contra el poder del estado y los compromisos económicos del comercio internacional y de algún modo se evidenció lo amarradas que están las leyes a los irracionales condicionamientos del dinero.

En este mundo hay de todo, tanto a nivel de pueblos como de individuos, nuestros cromosomas contienen información múltiple y contraria. Hay pueblos que requieren del contacto con la sangre para recordar el valor total de la vida, otros en cambio tienen como tabú el matar animales y son vegetarianos desde hace milenios. La cultura cambia y oponerse a los cambios es oponerse a la evolución, pero los cambios que no se dan por una dinámica interna propia que de algún modo son impuestos y presionados desde el exterior tienen efectos contraproducentes a más de la brutalidad que implica una destrucción indiscriminada que acaba por igual con lo decadente y oscurantista como con lo bello y digno de continuarse.

Todas las formas de mirar el mundo y de comulgar con él tienen derecho a existir y expresarse, reprimir cualquiera de ellas es atentar contra el derecho a no ser discriminado.

Es lícito declarar territorios libres de corridas de toros, pero no donde hay una tradición de eso. En nuestro continente a más de la información autóctona que debe ser visualizada, fortalecida, afirmada y asumida, están los sincretismos simbólicos del mestizaje y las diversas y particulares cosmovisiones de los múltiples y diversos pueblos que en esta tierra habitan.

Mi apuesta es que podamos vivir todos.

Sé que es un tema bastante complejo y da para largas discusiones. No quisiera que un desacuerdo puntual como éste bloquee un proceso de relación entre quienes formamos un amplio espectro de posturas críticas al sistema dominante. Muchos cabos quedan sueltos y ofrezco posteriores entregas para profundizar detalles.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

El mundo está lleno de costumbres y manifestaciones culturales cuya interpretación depende para el hombre, de cientos de factores de diversa índole: geográficos, religiosos, económicos, económicos, culturales, etc.

Ciertas tribus del África cercenan el clítoris de sus mujeres, porque para su cultura éstas no pueden ni deben sentir placer sexual alguno; en algunos países del medio oriente las mujeres no pueden circular con su rostro descubierto, so pena de ser condenadas a morir a pedradas; en otros países del Asia, se acostumbra comer con las manos.

Como se observa de los ejemplos precedentes, lo que en principio para nosotros puede parecer una barbarie o simplemente el producto de una mala educación, para otros seres humanos son costumbres culturales arraigadas de generación en generación.

El no estar de acuerdo con una determinada tradición o manifestación cultural, no nos da derecho, al menos así lo creo yo, para tachar de ignorantes a quienes disfrutan de ella, o peor aún, para pretender prohibirla por el solo hecho de que “nosotros” no estamos de acuerdo.

El atribuirse la capacidad de juzgar subjetivamente, ¿qué ésta mal? o ¿qué está bien?, que debe permitirse o que debe prohibirse, es un error que ha cometido muchas veces la humanidad. Basta analizar un poco la historia para ver como los más grandes genios o revolucionarios fueron brutalmente perseguidos o censurados en su tiempo, simplemente por pensar diferente.

Me preguntó, ¿si 1.000 o 5.000 personas tienen la verdad absoluta, o si representan a toda la sociedad?

Hoy quizá un grupo de personas, pueda pretender que se prohíban las corridas de toros, las peleas de gallos, la pesca o el box. Pero que va a pasar mañana cuando otro grupo de personas, de igual número, considere que quizá se deba encerrar a los homosexuales, o que se prohíba el heavy metal por que para sus oídos es perjudicial, o que simplemente ya no se pueda comer carne por que es atentatorio a los derechos de los animales.

Los movimientos de censura son a mi criterio personal, la máxima radicalización de la intolerancia, donde se pretende imponer a la fuerza una determinada ideología a los demás, sin importar lo que éstos consideren.

La civilización contemporánea tiene fincada su base estructural en el Estado de Derecho, y éste a su vez, en varios principios universalmente reconocidos por el hombre.



El reconocimiento mundial del derecho a la libertad en todas sus expresiones, así como la condena a toda clase de actos discriminatorios, hoy por hoy, son los pilares en los cuáles el hombre ha podido desarrollar su individualidad en un marco de respeto.

En cuanto a las corridas de toros, personalmente me considero amante de los animales; y, estoy segura que he hecho mucho más por su cuidado y conservación que muchas organizaciones ecologistas que supuestamente los defienden.

Con estupefacción veo continuamente, como cientos de organizaciones de defensa de animales, se llenan la boca de sentencias y agresiones en contra de quienes disfrutan de la tauromaquia. Sin embargo, que yo sepa hasta el día de hoy, no existe en todo el mundo, UNA SOLA asociación protectora de animales que se preocupe por cuidar, criar o mantener en cautiverio, gallos de pelea o toros bravos.

¿En dónde queda entonces la tan difundida defensa?

¿En agredir física y verbalmente a quienes asisten a una corrida de toros?, pues es lo unico que hacen en "supuesta" defensa de los animales..

Igualmente me pregunto, si alguna de estas asociaciones protectoras, conoce y se ha preocupado por estudiar las características zoológicas del toro bravo, su procedencia, las diferencias morfológicas de sus múltiples estirpes, su fenotipo, sus enfermedades, etc.

Saben por ejemplo estas asociaciones protectoras, ¿Qué cantidad de hectáreas, bosques naturales y páramos se encuentran mundialmente protegidas simplemente por que en ellas se cría el toro bravo, sin que el hombre pueda realizar actividad adicional alguna en estos parajes?

Se han preocupado estas asociaciones por estudiar las repercusiones económicas que tiene la fiesta brava en el mundo, es decir, ¿cuántas familias comen y subsisten gracias a la cadena de producción que genera el toro bravo?

Se han preocupado los mal llamados ecologistas, en estudiar la tauromaquia, en analizar el ¿por qué de cada una de suertes que en ella se desarrollan, es decir, por qué se pica al toro, o por que se le pone una banderilla, etc.?

Para poder criticar con fundamento y estar en contra de una determinada manifestación social o cultural, creo que se la debe conocer a profundidad, solamente así, se podrán emitir criterios objetivos fundamentados en la razón y no en simples especulaciones.

Las tesis no se imponen socialmente por la fuerza o la coacción, no se implementan lanzando piedras o insultos a los aficionados que acudimos a una corrida de toros, muy por el contrario, éstas solo se aceptan por la veracidad de sus argumentaciones, por su lógica irrefutable, por su justicia y sobre todo por ser socialmente compartidas.

El discutir respecto a que si los toros son parte de la cultura, creo que en los actuales momentos es absolutamente infructuoso e irrelevante.

Gracias al respeto que se ha tenido a lo largo de la historia para la fiesta brava en otras sociedades, la humanidad a podido disfrutar del incomparable arte y aporte cultural de Hemingway, Picasso, Miró, Dalí, Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Bisset, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Rafael Albertí, Paco de Lucía, Roberto Domingo, Oswaldo Viteri, entre otros, a quienes les encantaba la tauromaquia.

Que triste hubiese sido para la humanidad perder sus obras maestras, simplemente por la existencia de una censura irracional.

Estoy seguro que para ecologistas o taurinos, estos personajes no han pasado a la historia por ser considerados precisamente como "asesinos" o unas “bestias” ignorantes.



Asimismo, habrá otros tantos personajes igualmente ilustres, que no estaban de acuerdo con las corridas de toros. Lo importante para una sociedad civilizada, es respetar la libertad de expresión y tolerar las diferentes manifestaciones culturales que en ella coexisten.

En España, Francia, Portugal, México, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, los toros son el segundo espectáculo de masas, solo superado por el fútbol.

Esto quiere decir por ejemplo, que durante la Feria de Quito, mientras existe un grupo de aproximadamente 200 antitaurinos que protestan (con justo derecho) contra la realización de las corridas, adentro y durante 9 o 10 días seguidos, ingresan 15mil personas para cada corrida, de las cuales únicamente cerca de 2000 son abonados, es decir, ingresan más de 13 mil personas diferentes cada día (aproximadamente 140.000 personas diferentes durante toda la feria).

¿A esto se llama un grupo minúsculo de personas?. Y esto hablando del Ecuador, ya que en España, este año acudieron a los toros durante toda la temporada más de 40 millones de personas y se realizaron más de 6.000 festejos, entre corridas, novilladas y rejoneo. ¿Grupo minúsculo? No lo creo.

¿Qué este criterio solo es apoyado por los países taurinos? Les invito a revisar la votación del parlamento europeo, donde la moción para abolir las corridas de toros fue derrotada contundentemente, en una proporción de 4 a 1 en las votaciones.

Por otro lado, los taurinos jamás hemos negado que los toros son una fiesta cruenta, eso sería pretender tapar el sol con un dedo. En efecto, los toros son un espectáculo cruento más no cruel, existiendo una enorme diferencia entre lo uno y lo otro.

Ni los taurinos, ni los toreros, ni los ganaderos que envían sus toros a una corrida, disfrutan de ver el sufrimiento del animal. La gente que va a los toros no va a ver una corrida por que le cause placer ver el sufrimiento del toro, esto sería simplemente abominable.

A quienes nos gusta esta fiesta, disfrutamos por el desarrollo de una lidia a cargo de un ser humano, que sobreponiéndose a su propio temor natural y exponiendo su vida ante un animal de 600 kilos, logra crear expresiones plásticas y artísticas de insuperable belleza.

Es por eso que para poder criticar cualquier manifestación social con fundamento, primero hay que conocerla a cabalidad.

Me pregunto ¿cuántos de los antitaurinos han tenido la oportunidad de conocer un toro bravo de cerca, de conocer sobre su crianza y selección en el campo?.



Muchas veces me río escuchando que los taurinos le ponen vaselina a los toros, o les patean los testículos antes de saltar al ruedo. Obviamente por su ignorancia desconocen, que existe una ordenanza municipal que regula el espectáculo, que exige que cada toro que se lidie pase por un reconocimiento veterinario primero en el campo y luego en la plaza, a efectos de garantizar la plenitud e integridad física del animal.

Estoy seguro que cualquier persona que intentare acercarse a un toro bravo de 600 kilos para ponerle vaselina en los ojos, probablemente moriría en el intento. ¿Quien en toda su cordura sería capaz de lidiar un toro que no esta en todas sus capacidad?. Creo que nadie esta lo suficientemente loco para arriegar de esta manera su vida.

Respecto a que los toros sufren durante la lidia, eso también es innegable, pese a que existe un último estudio científico realizado por la Universidad Complutense de Madrid, donde se demostró que los toros durante la lidia segregan una sustancia química parecida a la adrenalina, lo que les permitiría soportar el dolor, explicándose de esa forma, por que pese a sentir la herida que les produce la puya del picador, acudan nuevamente a la pelea cada vez que el picador los llama.

Por otra parte, debo reconocer el derecho que tienen a manifestarse en contra de los toros, las asociaciones ecologistas, o simplemente cualquier ciudadano que no comparta esta manifestación cultural.

Mientras se lo haga de una manera civilizada, ordenada y dentro de los límites permitidos por la ley, me parece justo y absolutamente normal cualquier manifestación que pueda existir en contrario.

Sin embargo, si sucede como en Guayaquil, donde los grupos de protesta, supuestamente “más” civilizados que los denominados “asesinos”, atacan físicamente a todas las personas que acuden libremente a la plaza, incluyendo menores de edad, no estoy de acuerdo con las protestas antitaurinas, ya que éstas terminan siendo más salvajes e irracionales que las propias corridas de toros que tanto atacan.

Por otra parte, respecto a la generalización efectuada en el sentido de que todas las personas que disfrutan de la tauromaquia, son asesinos o sádicos y que disfrutamos de la tortura, la respeto pero no la comparto por las siguientes consideraciones:

Para comenzar, a mí me gustan las corridas de toros, y no soy una asesina, ni una sádica. Soy una persona normal, que disfruta de la tauromaquia por que he podido extraer de ella las más fuertes emociones y los sentimientos que esta inspira.

Por otro lado jamás podrá existir tortura en la muerte de un toro, ya que esta expresión esta dada única y exclusivamente para los sufrimientos físicos que se pueda ocasionar a un ser humano, no así a un animal. (Ver Diccionario real Academia de la Lengua)

Sin embargo, estoy seguro que, el Monseñor Luna Tobar, que es un reconocido aficionado y amante a la tauromaquia, sea un asesino criminal, o peor aún, un sádico insensible o un taurinito cobarde, como se dignan llamarnos.



A quienes nos gusta la tauromaquia, acudimos a la plaza de forma voluntaria, libremente, por que disfrutamos del espectáculo, porque lo consideramos artístico, porque respetamos la tradición y la cultura que en el se reúnen, no porque nos obligan hacerlo. Y si nos gusta hacerlo, ¿por qué o con que derecho nos lo pueden prohibir?

A la gente que aman a los animales, como estoy seguro que lo hace, les preocupa el sufrimiento del toro durante su lidia, no entiendo ¿por qué entonces no les preocupa que este animal desaparezca de la faz de la tierra?

Entonces cabría preguntarse ¿quiénes son peores asesinos, los que prefieren la extinción de un animal simplemente porque no comparten su historia y destino, o quienes lo crían, lo protegen, lo defienden, por que aman su comportamiento, su fenotipo, porque conocen y comparten su ¿crianza?

Siempre me he preguntado si ¿algún ecologista alguna vez ha curado a una vaca brava, o si ha vacunado a un ternero recién nacido?.

Difícilmente, si solo se preocupan de su defensa una semana antes de una determinada feria.

También me pregunto ¿por qué siempre se acuerdan del sadismo y la tortura de los taurinos en contra los pobres toros pocos días antes de la feria?, y sin embargo nunca se acuerdan de la lucha contra la tortura, mientras ninguno se considera vegatariano, comen copiosamente una parrillada con sus amigos, comparten una hamburguesa, usan zapatos o determinados artículos en cuero.

En ese momento, misteriosamente, la conciencia pro defensa de los animales sufre un “lapsus” temporal. ¿Por qué no llevan pancartas a los mercados, o lanzan botellas a los hijos de los faenadores del camal metropolitano?

Cuando en toda la feria de Quito por ejemplo, se matarán 54 toros en total, seguramente esa cifra será superada con creces por los supermercados o por cualquier mercado de la ciudad en un solo día, sin considerar además, que los métodos utilizados para sacrificar a los animales en un camal, son 500mil veces más salvajes y cruentos.

Se me dirá que el sacrificio de un animal por cuestiones de alimentación está más que legitimado, y estoy totalmente de acuerdo con ese criterio, sin embargo, debo recordarles a los antitaurinos, que la carne del toro bravo luego de ser sacrificado también es comercializada con fines de alimentación, así que tiene el mismo destino.

Me dirán que el faenamiento de un animal en el camal no es un espectáculo público, pues a las corridas de toros nadie les obliga a asistir tampoco.

Insito, la aceptación social de una determinada tesis, como la que propugnan de abolir la tauromaquia, nunca podrá ser impuesta por la fuerza.



Mientras el movimiento antitaurino carezca de veracidad en sus argumentaciones, mientras su crítica se siga basando en sensiblería y no responda a una lógica elemental, mientras sus tesis no sean socialmente compartidas por la mayoría, mientras no comprendan que su lucha debe arrancar aceptando los principios elementales de libertad y tolerancia, los toros seguirán existiendo.

Finalmente y para su conocimiento, los toros en la ciudad de Quito, fueron declarados parte del Patrimonio Cultural de las Fiestas de Quito, por lo que están jurídicamente protegidos.

Es increíble que un medio de comunicacion de tanta trayectoria y de buen nombre, use informacion mal fundamentada y que cae completamente en la ignorancia para emitir un documental así, que conlleva a mal educar a la sociedad.

Como es posible que los medios de comunicacion encargados de ser objetivos y veraces cambien completamente la información y caigan en el papel de mentirosos.

La idea con estas argumentaciones no es convencer a quienes están en contra de las corridas en que se hagan taurinos ni mucho menos, simplemente es aportar más elementos de juicio a una discusión normalmente segada por el apasionamiento individual.

Anónimo dijo...

¡Qué buen comentario a un extraordinario artículo! Ojalá se difunda para entendimiento de los lectores, de los mismos taurinos y sobre todo de los antis...

Anónimo dijo...

MUY BUEN ARTICULO Y TREMENDO COMENTARIO... MUY BIEN LOGRADOS... OLE!! POR FCO AGUIRRE Y EL AUTOR DEL COMENTARIO.... PERO PORQUE EL ANONIMATO??? COMO YA LO DIJO CHRISTIAN FRANCO DE QUE CARAJO NOS AVERGONZAMOS......?????
SUGIERO SE LO ENVIE A LA DIRECCION DE MAIL DEL PROGRAMA LA TV sugerencias@tvecuador.com

FRANCISCO RIOFRIO P.
171404644-6

Anónimo dijo...

Le felicito por su actuación en "Qué Tan Lejos". Dejó huella en mi sensibilidad artística... O, tal vez, no fue ninguna actuación. En todo caso, fue un placer ver la película.

En cuanto al artículo, no se puede convencer a los ecologistas con argumentos de sensibilidad, arte, rito, porque esos son argumentos que convencen a los aficionados, no a los ecologistas. La sensibilidad, el arte y el rito del ecologista está en la vida, nunca en la muerte. Debemos encontrar argumentos prácticos que no les convenza pero que lo acepten.

Cuando los aficionados encuentren argumentos prácticos que les convenza de la cacería de la zorra, de las ballenas y de las focas; de las peleas de perros y de gallos; y demás actos que a los aficionados a los toros les parezca grotescos o crueles, entonces podremos encontrar un argumento aceptable para los ecologistas.

Y los aficionados no podemos negar que la muerte del toro es cruel e inhumana; y ese dolor que nos produce la muerte es la pura escencia de la tauromaquia.

Anónimo dijo...

Brillante artículo de Pancho Aguirre a un tema tan complejo. Lúcido, sereno, y con argumentos sólidos. La defensa de este espec´taculo debe ir por ahí, porque desde la pasión y con la sangre caliente se argumentan cosas que la razón no entiende.

Anónimo dijo...

siempre he expresado todo mi amor y pasion por la tauromaquia.
el comentario anonimo es mio.
Mi nombre es Vanessa Palma y pues si fue enviado al programa la Television!

Anónimo dijo...

Felicito a Francisco Aguirre Andrade (artículo) y a Vanessa (comentario).
Solo quiero dejar un pequeño comentario que espero haga reflexionar a taurinos y a antitaurinos: de que democracia y libertad de expresión hablamos si no somos capaces de escucharnos y tolerarnos cuando las demás personas piensan diferente???... una sociedad civilizada y con prácticas verdaderas de libertad de expresión y democracia, aceptan aunque no compartan el derecho y opinión de la gran mayoría, eso SÍ es democracia.
Soy una aficionada taurina y quiero aclarar lo siguiente: a ningún aficionado, ganadero, apoderado, torero, empleado de plaza, presidente de plaza, empresario le gusta o goza con la muerte de los toros, eso sí sería inhumano y cruel, lo que si nos gusta es el arte, valentía, entrega, del torero y la raza, bravura, nobleza y belleza del toro, ese espectáculo que nos brindan esos dos compañeros (torero-toro) en el ruedo, esas fueron palabras SABIAS de Sebastián Castella en una entrevista (el toro es mi compañero, no mi enemigo).

Anónimo dijo...

Felicitciones a Pancho Aguirre y a Vanessa Palma por sus articulos, son realmente reconfortantes para quienes creemos en la libertad y libre albedrio de las personas.
Si los antitaurinos expresaran sus razones de la manera que lo han hecho los citados ariculistas, quizas entenderiamos y comprenderiamos su actitud, pero si unicamente aprovechan la coyuntura de la feria taurina de Quito para manifestar viceralmente su intolerancia, no estan sino demostrando su incivilidad.

Rodrigo L. Paredes

Alexandra Velasco dijo...

CREO QUE AQUI NADIE SE PREOCUPA DEL SUFRIMIENTO QUE MANIFIESTA EL TORO DURANTE LAS CORRIDAS. SE PREOCUPAN MAS POR SABER QUIEN ARGUMENTA MEJOR, QUIEN LLEGARA A OPACAR DE LA MEJOR MANERA EL SUFRIMIENTO DEL TORO?
POR OTRA PARTE SI EXISTEN ASOCIACIONES QUE SE OCUPAN DE TOROS "BRAVOS" QUE SI ESTAN BRAVOS DEBE SER POR ALGO NO?
ESTE BLOG ESTA LLENO DE GENTE CON SENTIDOS ATROFIADOS QUE NO SABE RECONOCER LA COSAS BASICAS Y ESENCIALES DE LA VIDA, COMO EL SABER QUE BIEN SE PUEDE VIVIR SIN EMBORACHARSE FRENTE A UN TORO JADEANTE

antitaurinos ecuador dijo...

Alexandra con todo el respeto que te mereces, y tu muchisimo más que cualquiera que comenta aquí, no esperes mucho de los taurino solo son argumentos, cuando un idiota esta en un error, lo único que hace es justificarse, saben que está mal y sin embargo lo siguen haciendo entonces tienen que poner palabras y muchas a sus actos torpes

Alexandra Velasco dijo...

y pues, yo no sé si algunos beben o no beben durante el espectáculo, pero esto al menos les daba una excusa, les hacia parecer un poco más humanos ante mis ojos, creyendo que estaban bajo efectos secundarios, veo que me he estado haciendo falsas esperanzas sobre los taurinos.

Anónimo dijo...

"Creo que la oposición radical a las corridas de toros obedece de manera inconsciente más que a un rechazo a los tratos crueles contra los animales" aqui encuentro una contradicción ya que vos mismo decis que se trata de un chivo expiatorio de la mala relación del humano con la naturaleza.....pero además estate bien seguro que son animalistas justamente los que concretan la lucha. Yo en cambio encuentro que quienes se identifican con las corridas de Toros entre otras cosas, tienen cierta tendencia al paternalismo, sean hombres o mujeres.Por otro lado si se ve que se esta violando a una persona, hombre, niño, mujer, la oposicion no seria radical"?
La idea de cambiar estas cosas es llegar a un punto correcto de discriminación con criterio, si hablas de que los sacrificios humanos fueron rituales, tampoco se puede decir que porque lo fueron se deban conservar....
No hay que confundir la esquizo de comer carne con torturar y matar por diversión....de mas esta decirlo pero vos mismo dices que la alimentación es desigual, pero se botan los alimentos por cuestiones de finanzas, entonces para que hablar de comer de manera que debamos hacerlo porque es natural....y de manera moderada.
Tu texto no se pone de ningún lado, si hablas de culturas que deben contribuir para superarse sobre todo, y lógicamente sería conveniente prescindir de masacres para eso.
Por ahi hablas de los derechos de las personas, también de que la corrida significa un atentado contra la Naturaleza, en definitiva, no está claro tu concepto de si un ser vivo es un ser sensible que debe ser respetado como tal pero si está claro que al no ser humano se lo puede seguir victimando. Me parece que un aporte es con juicio en el buen sentido positivo y no un rejunte de información sin rumbo definido.
"Mi apuesta es que podamos vivir todos. ", el toro también?